Como su nombre indica, obviamente, es una terapia en la que se ríe.
Yo imaginaba un grupo de personas reunidas en una sala obligadas a reír sin más ni más. Francamente yo lo veía bastante complicado, pues yo no soy capaz de reír sin algo que me haga gracia. Y lo veía como algo un poco excéntrico.
Así que cuando se me presentó la oportunidad de participar en una sesión de risoterapia, la aproveché sin dudarlo, todo en pos de la investigación intelectual. O sea, salir de dudas.
Tras una pequeña presentación de las funciones cerebrales:
El cerebro se divide en dos hemisferios, cada uno controla la mitad inversa del cuerpo y sus funciones están muy bien definidas. (En realidad el cerebro se divide en muchas más partes cada una con su finalidad, pero no hablaré de ellas pues en este contexto no tienen relevancia).
El hemisferio cerebral izquierdo se encarga de la memoria, de la lógica, las matemáticas, mide el tiempo, planea procedimientos paso a paso, verbaliza y contiene la capacidad de leer y escribir. Normalmente está siempre activa, pensando y organizando y proyectando hacia el futuro nuestros actos, con lo cual estamos siempre viviendo en el futuro y nunca desconectamos.
El Hemisferio cerebral derecho controla todo lo relacionado con la creatividad, la percepción, la creación de nuevas ideas, la intuición, trabaja con imágenes, símbolos, sentimientos y nos permite soñar. Nos permite vivir en el momento presente.
Por eso oímos mucho últimamente, que cuando alguien miente dirige la vista hacia la derecha, porque está intentando crear una mentira con el hemisferio derecho del cerebro. Y cuando se dice la verdad que miramos hacia la izquierda porque queremos acceder a los recuerdos y se activa el hemisferio izquierdo.
Los niños pequeños utilizan mucho el hemisferio derecho, ¿quién no ha contemplado a un niño realizar una actividad con tal concentración que el mundo que lo rodea parece haber desaparecido? Ellos no proyectan hacia el futuro, no piensan en lo que tendrán que hacer cuando lleguen a casa, solo disfrutan de estar jugando en el parque, viven el momento.
Y precisamente eso es lo que se pretende lograr con las sesiones de risoterapia. Desconectar la parte lógica y trabajar con la parte creativa para vivir el momento y dejar las preocupaciones y responsabilidades aparcadas durante un rato y relajar la tensión y sentirnos mejor.
Cuando reímos generamos endorfinas, son unas pequeñas proteínas creadas por el organismo, también se les llama “hormonas de la felicidad”, estructuralmente son muy parecidas a sustancias como la morfina, la heroína y el opio, pero careciendo de sus efectos secundarios. Las endorfinas estimulan los centros del placer cerebral que ayudan a mitigar el malestar y el dolor, trabajando como analgésicos. También contribuyen a mantener el sistema inmunitario fuerte y ahuyentan la depresión, haciendo que nos sintamos positivos y más saludables. Mientras reímos, con cada carcajada movemos 400 músculos del cuerpo, así que es tan importante como hacer ejercicio regularmente.
En la sesión de risoterapia debemos empezar por dejar la vergüenza en la puerta y luego realizar unos ejercicios que llamaríamos psicomotrices. En los que intervinieron tanto la expresión corporal como la creatividad. Después de disfrutar, reír y sudar más que en una clase de aerobic durante casi 2 horas, vino la parte del relax.
Tumbados en el suelo nos relajamos con una luz suave y la consigna de relajarnos y reír o no reír, según nosotros mismos. Tengo que decir que al principio todos estábamos calladitos, pero solo hizo falta un pequeño comentario y nos reímos a carcajadas, nos fuimos contagiando unos a otros, hasta que nos dolía el estómago del esfuerzo.
Como colofón, un ratito de meditación para acabar de templar la mente.
La experiencia fue sumamente satisfactoria, divertida y relajante.
Si alguna vez tenéis la ocasión de asistir a una sesión de risoterapia, aprovechadla.
¡¡¡MUCHAS CARCAJADAS PARA TODOS!!!
Que tentador!!
ResponderEliminarEn realidad soy de reirme mucho, de hacer y decir payasadas, por lo que muchas veces me tildan de inmadura.
Lo peor es cuando te estas riendo a pata suelta, y aparece alguien que te dice "risas de dia, lagrimas de noche" que mal rollo!!!
Saludos.
No conocía ese dicho, y debo reconocer que no me gusta nada.
ResponderEliminarA mí me encanta reírme. A veces soy algo escandalosa pero mis amigas tienen mucho tacto y no me critican. No hay nada como desternillarse de risa hasta que se te saltan las lágrimas y te duelen los carrillos.
Este tema me ha recordado a mi abuela, que tenía una risa my contagiosa y nos reíamos mucho juntas viendo la tele.
Cada día que pasa tengo más claro que tenemos que reír más.
Gracias por pasarte por mi blog.
Yo es que tengo un humor un poco peculiar. Igual una ocurrencia de lo más original e ingeniosa no me hace reaccionar, pero de pronto alguien dice algo sin intención de hacer gracia y me descojono porque me ha parecido gracioso el tono de voz que ha puesto.
ResponderEliminarEso de la meditación, los ejercicios psicomotrices y estar con gente que no conoces no me ha molado mucho, pero oye, lo de reirse siempre viene bien :)
cualquier cosa mejor con una sonrisa
ResponderEliminary reir da vida
que mejor cosa , que reirse de la vida un poco
:)
Buenas noches,
ResponderEliminarPues que bueno es reírse, relajarse y divertirse.
Lo necesitamos hoy más que nunca..
Abrazo y feliz fin de semana
Tal como se nos presentan las ruletas,no nada mejor que reirse abiertamente y nunca mostrar sufrimiento ni esencia de esclavitud.Así pués yya lo saben rianse,cuanto más mejor.Un abrazo
ResponderEliminar