Fiesta de origen celta, que significa “fin del verano” y que se celebraba la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, desde el momento de la puesta del sol hasta el amanecer. El calendario celta tenía dos estaciones: la mitad oscura y la mitad clara. En esta fecha se celebraba el final de la cosecha, se daba gracias por la abundancia de la recolección que los sostendría durante el invierno que empezaba y que iba acortando la duración de las horas de sol, hasta el 1 de mayo que se celebra el Beltane, el inicio de la mitad clara.
Es una fecha muy importante ya que también marcaba el inicio del año nuevo celta. Los Druidas encendían hogueras en las que se quemaban representaciones de aquello que atemorizaba o inquietaba el corazón de los celtas. Con lo que se pretendía iniciar el nuevo año purificados, y con grandes expectativas de ser mejores personas que realizaría buenos actos. Esta ceremonia los preparaba para afrontar los largos meses de invierno que empezaban en ese momento. Los Druidas también iban casa por casa recogiendo comida para realizar ofrendas a los Dioses.
Esa noche también era especial porque el velo que separaba el mundo de los espíritus y de los mortales, se hacía más tenue y las almas podían pasar a este lado. Los espíritus tenían permiso para visitar y aconsejar a sus descendientes. Se solía poner comida en la entrada de las casas para tener a los espíritus contentos. Se vaciaban nabos y se les colocaban ascuas encendidas, para señalar el camino a casa a los espíritus de los seres queridos. Los nabos y las hogueras de los Druidas alejaban a los malos espíritus, ya que estos también se pasaban a este lado a recordar los viejos tiempos.
La romanización de la mayor parte de Europa Occidental, a excepción de Irlanda, transformó esta festividad en una celebración dedicada a Pomona, Diosa de la fruta, de los árboles frutales, los jardines y los huertos. Era una figura que se asociaba con la abundancia.
Posteriormente los cristianos, pensaron que los celtas adoraban al diablo con sus ceremonias, nada más lejos de la realidad, pues los celtas no tenían esa figura en su cultura. Como se resistían a la evangelización, los cristianos decidieron transformar la festividad de Samhain, en una fiesta de carácter religioso: El Día de Todos los Santos, que se celebró el 1 de noviembre. Día que se dedicaba a la oración para honrar a los santos.
Tras la hambruna en Irlanda a finales de la primera mitad del Siglo XIX, muchos irlandeses emigraron a Estados Unidos, allí descubrieron la calabaza, que resultó mucho más fácil de vaciar que el nabo y empezaron a usarla en el Samhain. Y de ahí, hasta nuestros días que se sigue realizando el ritual de vaciar una calabaza y poner una luz dentro, aunque ha perdido su carácter místico y es más una fiesta donde se recolectan caramelos y se pasa miedo. Como todos habréis adivinado se trata del famoso Halloween, que derivó de la expresión All Hallow’s eve (Todos los Santos).
Me permitiréis que este año, no celebre ni la Castañada ni Halloween, si no el Año Nuevo Celta, pues este año ha sido de pena y quiero que termine cuanto antes. Así que voy a celebrar el Samhain.
Tened cuidado con los espíritus que andarán sueltos y…
¡¡¡Feliz Samhain!!!
que pases un bonito y feliz Samhain
ResponderEliminary que este nuevo año te sea perfecto ...
feliz samhain para ti también, puras vibras positivas, saludos desde el sur de america
ResponderEliminarEl cambio es siempre agradable.
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