SATÉLITE II, CUERPO A TIERRA

Con fecha de 24 de septiembre la NASA informó que el satélite UARS había caído en el Pacífico. Que debido al extenso radio donde podían caer los fragmentos no podían precisar el lugar. En cuanto a los daños personales dijeron que “quizás” no hubo heridos, ya que nadie había presentado ninguna reclamación.

Si no fuera tan patético, parecería propio de una película de clase B.

A mí me resulta difícil de creer que no pudieran seguir la trayectoria del satélite una vez entró en nuestra atmósfera. Así que cabe la posibilidad de que sí sepan donde cayó y quieran ser los primeros en llegar al lugar par recoger los trozos que sobrevivieran a la reentrada. (Eso tampoco sería tan descabellado pues todos sabemos que si hubieran dicho el punto exacto, el lugar se habría llenado de miles de personas en busca de un trocito de satélite, para poderlo subastar en ebay). O sencillamente les sale más barato pagar indemnizaciones (si las hay) que bajar el satélite de forma controlada.

¿Después de que el UARS cayera os creías que podíais andar tranquilos por la calle? Pues no. 

Resulta que ahora es el satélite ROSAT, de 2,4 toneladas y que estaba inactivo desde 1999 el que va a caer a la Tierra a lo largo de la semana del 17 de octubre, sobre Canadá.

Prevén que se romperá en unos 30 trozos, pero que estos no se desintegrarán en la reentrada, como era el caso del UARS. También nos facilitan los alentadores datos de que hay una probabilidad entre 2000 que alguien salga herido (me quedo más tranquila, de verdad). 

Yo me pregunto cómo se puede tener un satélite 12 años en órbita, sin preocuparse de repararlo o desmantelarlo y después dejar que caiga donde quiera, con un encogimiento de hombros por toda preocupación. Las empresas deberían estar obligadas a ser responsables de los aparatos que colocan en el espacio, tanto de su buen funcionamiento como de recoger sus desperdicios. 

Nosotros no somos patos de feria esperando que nos caiga encima un satélite descontrolado.

Dan ganas de buscarse un búnker y meterse dentro