domingo, 27 de febrero de 2011

SEÑALES

No es de señales de tráfico de lo que quiero hablar hoy.
Sino de las señales que percibimos a nuestro alrededor y nos ayudan en momentos determinados a tomar una decisión o a ver clara una cosa.
No es que uno tenga que ir buscando señales por doquier intentando encontrar las respuestas a sus problemas, las respuestas están en nuestro interior y las señales nos ayudan a darnos cuenta de ello cuando estamos preparados para aceptarlas. Pero para ello hay que tener la mente abierta y ser receptivos.

Sé que son conceptos un poco abstractos y habrá gente que ya esté moviendo la cabeza negativamente. Por eso voy a poner un ejemplo:
-Si vas conduciendo, tu relación con tu novia pasa por un mal momento y ves un semáforo en rojo, no significa que dejes a tu novia. Significa que te pares.
-Si vas caminando y ves en un aparador un marco con una foto de una familia sonriente y eso te hace pensar en tu hermano del que estás distanciado desde Navidad, significa que ya estás preparado para dar el primer paso para recuperar tu relación con tu hermano.
Claro que siempre podemos pensar que solo es una foto. Por eso debemos estar abiertos a los sentimientos que las señales despiertan en nosotros.

El otro día me pasó algo muy curioso que ilustra este tema. Fui por obligación a una zona de mi ciudad que no suelo visitar. Así que una vez cumplido con el deber decidí pasear sin rumbo, mi regocijo fue mayúsculo cuando encontré una casa modernista preciosa, “La Casa Golferich” del arquitecto J. Rubió i Bellver, ahora convertida en Centro Cívico. La puerta estaba abierta y una puerta abierta es la oportunidad de descubrir algo nuevo, si la cruzas.

Embobada con su precioso interior, subí por la escalera hasta la segunda planta. Allí encontré un gentío que estaba esperando que comenzara la presentación de un libro. Al fondo, detrás de la mesa de los invitados, había una gran pantalla que mostraba la portada del libro, se titulaba: “Sé tú mismo, aunque seas un gilipollas”. Me llamó tanto la atención que decidí quedarme.
Y resultó una gran experiencia. Primero habló un señor de la editorial. Tras presentarse nos entretuvo con unas fábulas muy divertidas que ilustraban la tendencia empresarial actual.
Después disertó un consultor empresarial que había escrito el prologo y que además tenía la misma profesión que el protagonista del libro.

Por último habló la autora, Mercedes Pajarón. Nos explicó cómo durante cinco años luchó para llegar a ese momento, sobre los escollos que superó y las gratificaciones que conoció durante el proceso creativo. Demostró que tenía un gran sentido del humor, que estaba plasmado en su novela. Nos leyó un trozo de su libro y con eso a mí me enganchó. Por último agradeció a los familiares y amigos que la habían apoyado, animado y asesorado en su andanza como escritora.

Fue un rato muy divertido y entrañable. Yo salí de ahí con una hermosa experiencia y un ejemplar del libro bajo el brazo. Estoy deseando leerlo, ya os contaré.

Así que… estar atentos a las señales.

A las de tráfico también.

No hay comentarios:

Publicar un comentario