domingo, 24 de noviembre de 2013

SOY UNA HOJA


Soy una venerable hoja, nací en un arce siendo un tierno brote en una rama. Con empeño he ido creciendo hasta ser grande y verde. Y tengo que sacudirme como una maraca para quitarme de encima a las dichosas orugas que quieren degustarme.

Así ha pasado la primavera y el verano es una gran fiesta al sol, estirándome cada día hacia él en busca de su calor y destilando la preciada clorofila. Mis hermanas y yo somos felices escuchando a los humanos loarnos por la sombra que les brindamos.

El otoño está siendo algo extraño, una mezcla de frío y calor que ha mudado mi precioso color verde en rojo vibrante, después en un naranja terco y por último en marrón terrenal.

Sopla un fuerte viento que me suelta de mi agarre con el árbol. Ahora estoy volando, ¡Fiuuu! El aire me pasea por encima de prados llenos de ovejas y pueblos con personas que me ignoran, ahora que no soy tan hermosa.

De nuevo en el bosque la brisa me deja reposar junto a un pino. Cerca de mí una araña se afana en construir su tela.
-Buenos días, señora araña.
-Buenos días, querida.
-La veo muy atareada.
-Este dichoso viento no hace más que romper mi hogar, y así no puedo comer ni dormir. Tendré que quejarme…
Una nueva ráfaga de viento me aleja tan deprisa que ni puedo despedirme.

Poco tiempo después quedo atascada entre dos ramitas de un milenario roble.
-Bueno, bueno. Parece que tenemos un nuevo inquilino –dice una profunda voz.
-Hola, señor roble. Espero no estar molestándole.
-No te preocupes, me encanta la compañía. Aquí todo el mundo es bienvenido. ¿Qué te  ha traído hasta aquí?
-El viento. Estoy viajando por primera vez en mi vida y es una experiencia muy emocionante.
-Yo nunca podré viajar.
-Oh, que pena.
-No sufras. Mis raíces me impiden salir volando, y apenas pierdo alguna rama cuando el viento sopla con violencia. Aquí siempre viene gente nueva buscando cobijo y compañía, lo cierto es que raramente estoy solo.
-Eso tiene que ser muy bonito, en casa estaba rodeada de miles como yo y las conversaciones eran siempre sobre lo mismo.
-Jejeje. Eso pasa en las mejores familias.
Una nueva ráfaga de viento me arranca tan inesperadamente de mi nuevo amigo, que apenas conseguimos gritarnos. ¡Adióóóós!

Esta vez quedo atrapada en una corriente de aire que gira en un remolino ascendente.
¡Yupiiiii! Gritan unos pulgones atrapados igual que yo con jovial alegría. Es ciertamente una experiencia revigorizante y yo no voy a ser menos, así que grito: ¡Banzaaaai!
Y entre carcajadas nos dejamos llevar por el torbellino.

Aterrizo en un pequeño lago de aguas calmas, y voy flotando a la deriva cuando una mariquita se posa sobre mí.
-¿Me permites acompañarte un rato?
-Por supuesto, así será más entretenido.
-Soy, Rita la mariquita. Estoy buscando un lugar para refugiarme, no me gusta nada este frío, a mí me gusta haraganear al sol.
-Yo, al otro lado del lago espero encontrar nuevas aventuras.
Y mientras giramos y nos desplazamos suavemente sobre el agua llegamos a la otra orilla.
-Que tengas suerte –le digo a la mariquita.
-Que vivas grandes aventuras –se despide ella mientras desembarca.

Una nueva ventolera me lleva a lo más profundo del bosque y un remolino juguetón me acaba atascando dentro de un tronco caído a medio descomponer.

Atrapada en la oscuridad me siento sola, por encima de mí pasan atareados ciempiés y cigarras pero ninguno quiere pararse a hablar conmigo.

Y así transcurre el tiempo hasta la primera helada. Me he resquebrajado toda y no soy más que una sombra de lo que fui.

Atrapada en la oscuridad, tengo miedo, ya nunca saldré de aquí.
Pero de repente una cálida luz aparece ante mí. Es un ser del bosque, uno de esos de los que tanto he oído hablar, pero que nunca he visto. Me acaricia el rostro y ya no siento el frío a mí alrededor. 

Me dice que no tema, que he tenido una vida plena y que es hora de dejar esta existencia, pero que no me preocupe que en la próxima primavera volveré a nacer y a disfrutar de la vida.

Acunada en su luz radiante me calmo y me mezo hasta dormirme.



jueves, 14 de noviembre de 2013



Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir siempre.

MAHATMA GANDHI

jueves, 7 de noviembre de 2013

ARC DE TRIOMPHE DE L’ÉTOILE – ARCO DE TRIUNFO

Fue construido por orden de Napoleón Bonaparte entre 1806 y 1836, para conmemorar la victoria de Austerlitz, tras prometer a sus hombres: «Volveréis a casa bajo arcos triunfales». Fue diseñado por Jean Chalgrin y Jean-Arnaud Raymond, que se inspiraron en el Arco de Tito de Roma.

 Está ubicado en la plaza Charles de Gaulle que antiguamente se llamaba Place de l’Étoile, de ahí su nombre, ya que doce grandes avenidas confluyen en esta plaza dándole aspecto de estrella.



Desde la Place de la Concorde se puede hacer un agradable paseo por los Champs Élysées de unos módicos 2,2 kilómetros hasta el Arco de Triunfo.

Con sus modestos 50 metros de altura comparado con la Torre Eiffel, permite apreciar unas vistas de la ciudad muy interesantes, a todos aquellos que estén dispuestos a subir a pie los 286 escalones. Nosotras llegamos allí con la inocencia que nos caracteriza y preguntamos por el ascensor, y muy amablemente (por supuesto) nos informaron que era solo para personas con movilidad reducida, “n’est-ce pas?”, nos preguntó el señor, “n’est-ce pas”, contestamos con nuestro francés atroz.









Este magnífico monumento ha vivido grandes momentos históricos entre los que se pueden mencionar: el paso de los restos mortales de Napoleón el 15 de diciembre de 1840 y los desfiles militares de las dos guerras mundiales.

En la base se halla la Tumba del Soldado Desconocido, erigido en 1921 cuya llama eternamente encendida representa a los franceses que murieron en la Primera Guerra Mundial y que nunca fueron identificados. La inscripción que reza:”Ici repose un soldat français mort pour la patrie 1914-1918” indica que: “Aquí yace un soldado francés muerto por la Patria 1914-1918”.






En cada pilar se pueden observar los nombres de las batallas ganadas por los ejércitos napoleónicos y los de 558 generales franceses.


En la parte exterior hay cuatro grandes esculturas imposibles de pasar por alto representan:
La Paix 

La Marseillaise



Le Triomphe


La Résistance













Por último sólo nos queda bajar las escaleras y decir Adieu Arc de Triomphe.